A PROPÓSITO DE LOS 40 AÑOS
(RIQUEZA LITERARIA Y TEOLÓGICA DESPUÉS DE LOS 40´S)
Cuando se estudia la historia de la iglesia en el primer siglo de nuestra era, se suele distinguir dos etapas denominadas: la primera y la segunda generación de cristianos.
En la primera generación vivieron los discípulos(as) directos de Jesús y que abarca los años del 30 al 70 d.C. es decir 40. Durante esas cuatro décadas se escribieron las siete cartas auténticas de Pablo: 1 de Tesalonicenses, Gálatas 1 y 2 de Corintios, Filipenses, Filemón y Romanos.
La segunda generación inicia en el año 70, el mismo año de la caída de Jerusalén, de la dispersión del pueblo judío y de la huida de los cristianos de Judea (Mateo 24). Sería después de los primeros 40 años de la iglesia y durante la segunda generación que se escribirían casi todos los libros del Nuevo Testamento: 20 escritos para ser exactos: los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas pseudopaulinas, las cartas universales y el Apocalipsis.
La segunda generación de cristianos fue teológica y literariamente más prolífica que la primera. Bastará leer y estudiar seriamente los libros del Nuevo Testamento, pertenecientes a esa época para comprobarlo. Esta generosidad literaria de la segunda generación fue posible porque hubo en la primera verdaderos maestros de la Palabra, hombres íntegros, llenos del Espíritu Santo y teológicamente muy competentes. Pero no solo eso, también hubo discípulos jóvenes que aprovecharon esa competencia y la sapiencia de sus maestros
En este punto me pregunto: después de 40 años de nuestra Misión ¿Será que los que hoy presidimos la obra del Señor somos teológicamente competentes como para formar adecuadamente a las nuevas generaciones? ¿La juventud de nuestra iglesia está interesada en la buena palabra y en aprender de sus mayores? ¿Esta nueva generación estará bíblica y teológicamente preparada para enfrentar eficazmente las situaciones adversas de nuestra Misión en el futuro? ¿Ante los desafíos que el país tendrá en las décadas que vienen, habrá de nuestra parte una voz profética que anuncie y denuncie?
Después de 40 años en Elim, somos una especie de segunda generación ¿Demeritaremos a aquella segunda generación del primer siglo? ¿O quizá debamos prepararnos para presenciar el surgir de una generación de escritores y teólogos amantes de la palabra?
Ministros de la palabra y juventud ¡Qué gran reto tenemos por delante!