LOS CRÍTICOS DEL SALVADOR DE ISRAEL
¿ES
VÁLIDO CRITICAR A LOS GOBERNANTES?
Leer 2 Reyes
14:23-29.
Por medio de este escrito pretendo dos cosas: la
primera, facilitarles el conocimiento y la comprensión histórica del reinado de
Jeroboam II (782-753 a.C.) y la
segunda, proponer una respuesta bíblica a la pregunta planteada. Haré un
sucinto recorrido del contexto histórico nacional e internacional del Israel del
siglo VIII, que pondrá de relieve la relevancia política de Jeroboam II así como
también el juicio crítico que hicieron de él los hombres de Dios.
ANTES DE JEROBOAM II Varias
décadas antes de la llegada de Jeroboam II al trono de Israel, la nación empezó
a experimentar tiempos de gran decadencia política y militar, debido a su
guerra contra Siria. Esa decadencia inició con el rey Jehú (841-813)
quien fue derrotado por Hazael de Siria y perdió grandes extensiones de tierra,
que correspondían a las tribus de Rubén, Gad y Manases (2 Reyes 10:32, 33). Después
de Jehú, reinó su hijo Joacaz y las cosas siguieron empeorando, ya que en esos
días el ejército de Israel fue «… destruido
y hecho polvo» (2 Reyes 13:7) Esa opresión siria fue a causa de la ira de YHVH contra Israel (2
Reyes 13:3) no obstante, Él decidió no destruirlo por su misericordia y
fidelidad (2 Reyes 13:23).
ESPERANZA PROFÉTICA En ese contexto de decadencia, YHVH
en su gran compasión para una nación pérfida y arruinada, dio palabras que
anunciaban tiempos mejores y las dio a través de dos profetas: Eliseo y Jonás. Fue
Eliseo quien estando en su lecho de muerte, profetizó a Joás (797-782), padre
de Jeroboam II, que Israel derrotaría tres veces a los sirios (2 Reyes 13:19) y
Jonás, anunció que Israel expandiría sus fronteras desde la entrada de Hamat
hasta el mar del Arabá (2 Reyes 14:25).
COYUNTURA POLITICA INTERNACIONAL Hazael y Ben-adad
reyes de Siria, fueron en esos años, los responsables de la ruina israelita, no
obstante, ese reino empezó a debilitarse cuando Asiria extendió su influencia
en la región con el rey Adad-nirari III (810-783 a.C.) quien, a diferencia de
sus antecesores, empezó una exitosa campaña militar contra Siria que provocó su
debilitamiento y el subsecuente resurgir del reino de Israel. Dicho resurgir
empezó en los días del ya mencionado Joás (2 Reyes 13:25) y se consolidó
durante el reinado de su hijo Jeroboam II.
EL SALVADOR DE ISRAEL
Los escritores inspirados no tuvieron inconvenientes en afirmar que
Jeroboam II, cuyo nombre significa: aquel
que pelea las batallas del pueblo, salvó a Israel de la condición precaria
en la cual se encontraba. El Israel antes de él se describió así: «Porque el Señor había visto que
todos los habitantes de Israel, esclavos o libres sufrían amargamente, y que
no había nadie que los ayudara» (v.26)
Jeroboam II venció a los sirios luchando con valor y
expandió las fronteras de Israel alcanzando una extensión territorial parecida
a la que tuvo durante los reinados de David y Salomón, cumpliendo así lo dicho
por Jonás. Sus 41 años de reinado se caracterizaron por la tranquilidad y mucha
prosperidad económica, testificada ésta última en los libros de Oseas y Amos,
ambos contemporáneos del salvador de Israel.
LOS CRÍTICOS ¿Alguno se atrevió a criticar a ese
gobernante que había llevado a Israel a una época nunca antes vista en casi 200
años de historia desde que Israel se independizó de la Casa de David? ¿Osó
alguno criticar a aquel que salvó a Israel? La respuesta es sí, sí hubo
críticos. A pesar de ser el salvador de Israel, Jeroboam II no estuvo exento de
las valoraciones críticas de los auténticos hombres de Dios, entre ellos Amós y
los escritores del libro de los Reyes.
AMÓS fue un campesino contemporáneo de
Jeroboam II (Amós 1:1), oriundo del reino de Judá, que viajó a Israel no solo
para criticar desde Betel los pecados de la élite del reino del norte, sino
también los de Jeroboam II, razón por la cual el boyero de Tecoa fue expulsado
de Israel (Amos 7:10-17). Amós era un profeta que conocía con gran precisión la
realidad política y social de Israel, Judá y los países vecinos y sentó
valientemente su postura frente a ella.
ESCRITORES Años después de la muerte de
Jeroboam II, los escritores inspirados mirando su historia en retrospectiva,
hicieron de él su propia valoración crítica (14:23-29) resumiendo en solo 7
versículos 41 años de reinado. De esos siete versículos, uno emite un juicio
lapidario en contra del rey, tres reconocen a Dios como el único benefactor de
Israel durante esos años de paz y prosperidad y solo un versículo, para
enunciar sin elogios los logros del monarca y remitir al lector
interesado al «Libro de las Crónicas de los Reyes» si quería saber más.
CONCLUSIONES
¿Por qué esa forma tan severa de juzgar a Jeroboam II? ¿Acaso no merecía un
trato más equilibrado? Muchos, incluyéndome, pensamos que sí, pero es justo
aquí cuando debemos saber que los profetas y los escritores bíblicos, tenían
una norma ética de juicio basada en la alianza de YHVH y su ley. Para ellos, no
era importante el prestigio, la popularidad o el carisma de los gobernantes,
sino su adhesión o discrepancia con dicha ética; y si en algo acertaba el rey, le
daban todo el mérito a Dios.
Los
profetas y hagiógrafos (escritores bíblicos) no rehuyeron a emitir juicios
críticos contra los poderosos aun cuando eso podía costarles la vida, tampoco pensaban
que dicha actividad no formaba parte de sus menesteres. Los profetas y
hagiógrafos no eran propagandistas ni detractores de los reyes, no eran tampoco
sus amigos o enemigos, sino que eran hombres con una norma ética que trascendía
el odio, la simpatía, la pasividad, la cobardía o el deseo de aprobación
popular y que tenía como base su compromiso con la alianza y la ley de YHVH.
El
cristiano debe conocer la realidad social, política, económica y religiosa de
su país, pero también debe tener un conocimiento adecuado de la Biblia para que
de esa manera evalúe su realidad de manera justa y bien fundada. La
proclamación de todo el consejo de Dios incluye inalienablemente la
responsabilidad cristiana de sentar postura ante las actividades pecaminosas de
los que detentan el poder. Ante la pregunta planteada al principio respondo
categóricamente ¡sí! Sí es válido bíblicamente hacer crítica de los
gobernantes, siempre y cuando, los Profetas y los Escritos sean nuestra modelo
y norma ética.