jueves, 23 de enero de 2025

 

 LOS CRÍTICOS DEL SALVADOR DE ISRAEL

¿ES VÁLIDO CRITICAR A LOS GOBERNANTES?

Leer 2 Reyes 14:23-29.

Por medio de este escrito pretendo dos cosas: la primera, facilitarles el conocimiento y la comprensión histórica del reinado de Jeroboam II (782-753 a.C.) y la segunda, proponer una respuesta bíblica a la pregunta planteada. Haré un sucinto recorrido del contexto histórico nacional e internacional del Israel del siglo VIII, que pondrá de relieve la relevancia política de Jeroboam II así como también el juicio crítico que hicieron de él los hombres de Dios.

ANTES DE JEROBOAM II Varias décadas antes de la llegada de Jeroboam II al trono de Israel, la nación empezó a experimentar tiempos de gran decadencia política y militar, debido a su guerra contra Siria. Esa decadencia inició con el rey Jehú (841-813) quien fue derrotado por Hazael de Siria y perdió grandes extensiones de tierra, que correspondían a las tribus de Rubén, Gad y Manases (2 Reyes 10:32, 33). Después de Jehú, reinó su hijo Joacaz y las cosas siguieron empeorando, ya que en esos días el ejército de Israel fue «… destruido y hecho polvo» (2 Reyes 13:7) Esa opresión siria fue a causa de la ira de YHVH contra Israel (2 Reyes 13:3) no obstante, Él decidió no destruirlo por su misericordia y fidelidad (2 Reyes 13:23).   

ESPERANZA PROFÉTICA En ese contexto de decadencia, YHVH en su gran compasión para una nación pérfida y arruinada, dio palabras que anunciaban tiempos mejores y las dio a través de dos profetas: Eliseo y Jonás. Fue Eliseo quien estando en su lecho de muerte, profetizó a Joás (797-782), padre de Jeroboam II, que Israel derrotaría tres veces a los sirios (2 Reyes 13:19) y Jonás, anunció que Israel expandiría sus fronteras desde la entrada de Hamat hasta el mar del Arabá (2 Reyes 14:25).

COYUNTURA POLITICA INTERNACIONAL Hazael y Ben-adad reyes de Siria, fueron en esos años, los responsables de la ruina israelita, no obstante, ese reino empezó a debilitarse cuando Asiria extendió su influencia en la región con el rey Adad-nirari III (810-783 a.C.) quien, a diferencia de sus antecesores, empezó una exitosa campaña militar contra Siria que provocó su debilitamiento y el subsecuente resurgir del reino de Israel. Dicho resurgir empezó en los días del ya mencionado Joás (2 Reyes 13:25) y se consolidó durante el reinado de su hijo Jeroboam II.

EL SALVADOR DE ISRAEL Los escritores inspirados no tuvieron inconvenientes en afirmar que Jeroboam II, cuyo nombre significa: aquel que pelea las batallas del pueblo, salvó a Israel de la condición precaria en la cual se encontraba. El Israel antes de él se describió así: «Porque el Señor había visto que todos los habitantes de Israel, esclavos o libres sufrían amargamente, y que no había nadie que los ayudara» (v.26)

Jeroboam II venció a los sirios luchando con valor y expandió las fronteras de Israel alcanzando una extensión territorial parecida a la que tuvo durante los reinados de David y Salomón, cumpliendo así lo dicho por Jonás. Sus 41 años de reinado se caracterizaron por la tranquilidad y mucha prosperidad económica, testificada ésta última en los libros de Oseas y Amos, ambos contemporáneos del salvador de Israel.

LOS CRÍTICOS ¿Alguno se atrevió a criticar a ese gobernante que había llevado a Israel a una época nunca antes vista en casi 200 años de historia desde que Israel se independizó de la Casa de David? ¿Osó alguno criticar a aquel que salvó a Israel? La respuesta es sí, sí hubo críticos. A pesar de ser el salvador de Israel, Jeroboam II no estuvo exento de las valoraciones críticas de los auténticos hombres de Dios, entre ellos Amós y los escritores del libro de los Reyes.

AMÓS fue un campesino contemporáneo de Jeroboam II (Amós 1:1), oriundo del reino de Judá, que viajó a Israel no solo para criticar desde Betel los pecados de la élite del reino del norte, sino también los de Jeroboam II, razón por la cual el boyero de Tecoa fue expulsado de Israel (Amos 7:10-17). Amós era un profeta que conocía con gran precisión la realidad política y social de Israel, Judá y los países vecinos y sentó valientemente su postura frente a ella.

ESCRITORES Años después de la muerte de Jeroboam II, los escritores inspirados mirando su historia en retrospectiva, hicieron de él su propia valoración crítica (14:23-29) resumiendo en solo 7 versículos 41 años de reinado. De esos siete versículos, uno emite un juicio lapidario en contra del rey, tres reconocen a Dios como el único benefactor de Israel durante esos años de paz y prosperidad y solo un versículo, para enunciar sin elogios los logros del monarca y remitir al lector interesado al «Libro de las Crónicas de los Reyes» si quería saber más.

CONCLUSIONES ¿Por qué esa forma tan severa de juzgar a Jeroboam II? ¿Acaso no merecía un trato más equilibrado? Muchos, incluyéndome, pensamos que sí, pero es justo aquí cuando debemos saber que los profetas y los escritores bíblicos, tenían una norma ética de juicio basada en la alianza de YHVH y su ley. Para ellos, no era importante el prestigio, la popularidad o el carisma de los gobernantes, sino su adhesión o discrepancia con dicha ética; y si en algo acertaba el rey, le daban todo el mérito a Dios.

Los profetas y hagiógrafos (escritores bíblicos) no rehuyeron a emitir juicios críticos contra los poderosos aun cuando eso podía costarles la vida, tampoco pensaban que dicha actividad no formaba parte de sus menesteres. Los profetas y hagiógrafos no eran propagandistas ni detractores de los reyes, no eran tampoco sus amigos o enemigos, sino que eran hombres con una norma ética que trascendía el odio, la simpatía, la pasividad, la cobardía o el deseo de aprobación popular y que tenía como base su compromiso con la alianza y la ley de YHVH.

El cristiano debe conocer la realidad social, política, económica y religiosa de su país, pero también debe tener un conocimiento adecuado de la Biblia para que de esa manera evalúe su realidad de manera justa y bien fundada. La proclamación de todo el consejo de Dios incluye inalienablemente la responsabilidad cristiana de sentar postura ante las actividades pecaminosas de los que detentan el poder. Ante la pregunta planteada al principio respondo categóricamente ¡sí! Sí es válido bíblicamente hacer crítica de los gobernantes, siempre y cuando, los Profetas y los Escritos sean nuestra modelo y norma ética.