miércoles, 16 de septiembre de 2020

 JEREMÍAS Y EL COVID -19

Así ha dicho YHVH de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra. Y yacerán los muertos de YHVH en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra (Jeremías 25: 32, 33)

 Se ha citado recurrentemente este texto de  para mostrar como Dios ya había anunciado la pandemia que ahora golpea al mundo. Quiero por medio de estas líneas, que descubramos el significado de dicho pasaje, acercándonos sucintamente a la época del profeta, al momento exacto en que se dio dicho anuncio profético y cómo éste ya tuvo su cumplimiento.  

ÉPOCA DE JEREMÍAS. De la época del profeta tenemos información bastante precisa, gracias a los datos aportados por los libros de Reyes, Crónicas, Jeremías y algunos documentos extra bíblicos. Su ministerio se desarrolló en el siglo séptimo antes de Cristo (s. VII a.C.) durante los reinados de Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías, todos de Judá. Jeremías fue llamado en el año 626 a.C. y su ministerio continuó hasta un tiempo después de la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. es decir que su ministerio duró un poco más de 40 años.    


CONTEXTO LITERARIO DE LA PROFECÍA. El capítulo 25 consta de dos partes: 

La Primera (vs. 1-14) es una profecía que anuncia una serie de acontecimientos ocurridos en el siglo VII a.C. El versículo 1 nos dice que dicha profecía fue recibida en el cuarto año del reinado de Joacim en el año 605 y anunciaba los siguientes sucesos: el ascenso de Babilonia, la destrucción del reino de Judá y de muchas naciones de la época, la caída de Babilonia ante los persas y el subsecuente retorno de los judíos a su tierra (vs. 9-14)

La Segunda (vs. 15-38) nos muestra como la naciones de aquella época beberían inevitablemente del cáliz de la ira de YHVH, empezando por Jerusalén en Judá. Esta parte de la profecía menciona por nombre a varias naciones y pueblos que sufrirían la destrucción, el saqueo y la ocupación por parte de Babilonia. 

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA PROFECÍA. Según parece, los anuncios proféticos de todo el capítulo 25 tuvieron lugar en el año 605 a.C. que fue el mismo año en que Nabucodonosor ascendió al trono de Babilonia sucediendo a su padre Nabopolasar (v. 1). La sentencia de Dios para todas las naciones estaba dicha y se ejecutaría a través del poderoso y célebre Nabucodonosor.                          

ACTUALIDAD DE LA PROFECÍA ¿Podríamos afirmar que los versículos 32 y 33 de Jeremías 25 se están cumpliendo hoy con el COVID-19? No estoy tan seguro por las siguientes razones: 

1) Lo anunciado ya se cumplió en el siglo VII a.C. 

2) La profecía hace referencia a un grupo de naciones específicas alrededor de Israel y que no abarcaban ni siquiera a todo el mundo conocido de aquel entonces. 

3) El versículo 33 habla de muertos que no se lloran, que no se sepultan y que quedarán como estiércol en la tierra y no hace falta decir mucho para saber que eso no ha pasado y seguramente no pasará. 

4) que cuando se cita en las redes sociales el versículo 33, se interpola la palabra «virus» entre las palabras «mal» e «irá» queriendo de esta manera apoyar una interpretación subjetiva y que no hace justicia al texto como tal. La palabra «mal» o «desgracia, catástrofe, calamidad, etc.» según otras traducciones, se refería a las invasiones llevadas a cabo sobre todo por Babilonia en la época de Jeremías.   

CONCLUSIÓN: Aprendamos a estudiar y a interpretar cada texto de las Escrituras recordando que no se debe aislar uno o dos versículos para decir a través de ellos lo que queremos. No olvidemos que cada versículo, cada capítulo, cada párrafo y cada libro de la Biblia tienen su propio contexto y aislar frases o versículos no es otra cosa que tergiversar el sentido del mensaje que Dios quiso y quiere dar.

Debemos luchar con esa costumbre, de procurar a la fuerza que los versículos concuerden con cada cosa que vivimos.    





 

CHIVOS EXPIATORIOS EN LA PESTE

Cuando la Peste Negra llegó a Europa (s. XIV) matando a millones de personas, la preocupación de muchos no fue la de buscar explicaciones acerca de su origen, sino la de buscar responsables. Ese chivo expiatorio fueron los judíos ¿de qué se les acusaba? De ser deicidas (porque mataron a Jesús), de contaminar las aguas de pozos y ríos y de contaminar el aire.

La acusación religiosa de deicidas era simplemente ridícula y las otras eran completamente falsas. Sería sobre todo en las clases populares en las que se extenderían todos esos rumores que provocaron muchos ataques a juderías en Alemania, Cataluña, Cervera, Tárrega, Lérida y Gerona.  

Ante esos ataques el papa Clemente XVI (1291- 1352) escribió un documento (bula) en el que eximía de responsabilidad a los judíos, pero fue inútil, ya que a principios del año siguiente (1349) se perpetraron dos grandes masacres en contra de ellos en las ciudades de Basilea y Estrasburgo.   

A pesar que en la actualidad como humanidad sabemos mucho más que aquellos europeos medievales, no obstante tenemos al menos dos cosas en común con ellos. La primera, que seguimos creyendo en rumores y la segunda que siempre buscamos culpables de lo que pasa y pasará, es decir un chivo expiatorio.

 

REMEMBRANZAS ACERCA DEL MIEDO

A principios de los noventas, cuando apenas era un adolescente, oía con mucha frecuencia las prédicas de los evangelistas Yiye Ávila de Puerto Rico y Rogelio Cooper de Panamá. Los programas de ambos: Cristo Viene e Impacto Espiritual respectivamente, constituían mi dieta espiritual. 

Entré a bachillerato en 1990, el mismo año de mi conversión e inspirado por un tío, escogí el entonces bachillerato industrial, opción electrónica. Mis compañeros y yo (había solo una chica) éramos la primera promoción de un colegio otrora ubicado en el centro de San Salvador y que hoy ya no existe.

Un día de 1991, había llevado mi pequeña Biblia de pasta negra y de canto rojo al colegio y en la hora de las prácticas de taller, aproveché para compartirles todo lo que había aprendido de los evangelistas ya mencionados (ese día no nos dieron clase) ¿de qué les hablé? De cómo los sucesos de aquella época anunciaban la inminencia del retorno de Cristo ¡Y vaya que había mucho que decir de los sucesos mundiales que acontecieron entre 1988 y 1991! Lo admito, yo solo repetí lo que ellos predicaban.

Recuerdo que estaban impactados y temerosos, algunos de ellos se me acercaron en privado para contarme sus experiencias de fe en el pasado, varios me rodeaban para hacerme preguntas e incluso cuando salimos de clase hubo uno que en la calle me alcanzó solo para hacerme más preguntas. Pensé que más de uno se convertiría al Señor. Mi sorpresa fue que al siguiente día todos seguían en lo mismo y nada había de ese miedo que tenían el día anterior y fue allí que aprendí algo: «el miedo no provoca auténticas conversiones» ¿Saben cuántos gané para Cristo? ¡Ni uno solo!

Días de crisis mundial como los actuales, son aprovechados por muchos de nosotros para explotar el temor de las gentes, creyendo ingenuamente que eso los llevará al arrepentimiento. Es un hecho que muchas personas están más sensibles y algunas hasta se convertirán de verdad, pero en la mayoría de casos no pasarán de tener miedo y pánico. Cuando todo vuelva a la normalidad ellos también volverán a la suya.

¡Hermanos recuerden! La venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé y de Lot. Todo trascurría con total normalidad. Jesús volverá sin señales previas y la destrucción vendrá sobre este mundo cuando todos digan: «Paz y seguridad». El Coronavirus no anuncia que Cristo viene. Es la Biblia la que anuncia su venida, con o sin pestes.

 

¿QUIENES SE IRÁN EN EL ARREBATAMIENTO?

Una de las doctrinas innegables de la Escritura es la del regreso literal de Jesús a la tierra para reunirse con su iglesia. Una afirmación recurrente es que habrá cristianos que no serán arrebatados cuando Él vuelva debido a su falta de preparación. Aquí cabe la pregunta ¿Solo se irán los que lo merezcan o se irán todos los nacidos de nuevo?

Hace años llegó a mis manos un libro de Escatología bíblica titulado: «Eventos del Porvenir» de J. Dwight Pentecost, que ha sido un manual para todo dispensacionalista. Si bien yo no me considero uno, no obstante me parece muy atinada la postura que el autor adopta ante la que denomina «Teoría del traslado parcial». Es decir, la enseñanza que sostiene que habrá algunos nacidos de nuevo que no se irán con Jesús cuando suene la final trompeta. A continuación, algunos de sus argumentos:

1) INCOMPRENSIÓN DE LOS ALCANCES DE LA MUERTE DE CRISTO La salvación que Jesús compró en la cruz es completa y sus beneficios alcanzan por igual a sus escogidos. Tres palabras bíblicas lo demuestran y estas son: propiciación, reconciliación y redención.

a) Propiciación: Al derramar su sangre, Jesús aplacó la justa ira divina en contra del pecador.

b) Reconciliación: La posición del pecador ha cambiado con respecto a Dios de modo que Dios ya no le imputa ningún pecado.

c) Redención: Con su sangre Jesús pagó el precio justo que demandaba el Dios cuya santidad había sido ofendida por el pecador. Pagado el precio el pecador es rescatado.

La obra salvadora y perfecta de Jesús es tal, que nada podemos hacer para mejorarla, decir lo contrario es una tacita contradicción a dicha perfección.

2) NEGACIÓN DE LA UNIDAD DEL CUERPO DE CRISTO Según 1 Corintios 12:12, 13 todos los creyentes están unidos al cuerpo del cual Cristo es la cabeza (Efesios 5:30). Si Jesús se llevara solo una parte de su cuerpo, entonces será un cuerpo desmembrado y desfigurado. La esposa del Cordero estaría en sus bodas totalmente desfigurada.

3) NEGACIÓN DE LA CONSUMACIÓN DE LA RESURRECCIÓN Según el premilenarismo dispensacional habrá tres resurrecciones: la primera, en el arrebatamiento cuando Jesús resucita a los que durmieron en Él, la segunda, al inicio del Milenio cuando resucitan los santos del Antiguo Testamento (AT) y los mártires de la gran tribulación y la tercera, al final del Milenio cuando son resucitados los incrédulos. Ahora bien, si Jesús no se llevará a los que estando vivos, no estén debidamente preparados, entonces tampoco resucitará en el arrebatamiento a los que al morir no estaban debidamente santificados y de ser así ¿Cuándo resucitarán esos creyentes que no estaban preparados cuando murieron si ellos no forman parte de los santos del AT, de los mártires de la gran tribulación ni eran incrédulos? Es antibíblico pensar en una resurrección parcial.

4) CONFUSIÓN ACERCA DE LA ENSEÑANZA DE LOS GALARDONES Según el autor no se deben confundir los galardones que Jesús promete a los que le sirven fielmente (Apocalipsis 2:10; Santiago 1:12; 1 Tesalonicenses 2:19) con la promesa que Jesús hace de llevar con Él a los que creen.

CONCLUSIÓN Es un tema polémico lo admito y que invita a profundizar más en él. En este punto cabe preguntar ¿Podemos ganarnos el derecho de irnos cuando Jesús cuando regrese? ¿Los méritos de Cristo y su obra perfecta son suficientes o deben ser complementados con nuestro buen obrar? Si solo se irán los cristianos adecuadamente santificados ¿Cómo es que en el Tribunal de Cristo habrá creyentes cuya vida se caracteriza por la madera, el  heno y la hojarasca?

No cabe duda que la teoría del traslado parcial ha sido explotada generando miedo en las personas al mencionarles los días terribles de la gran tribulación y la amenaza del Anticristo a pesar que el la Biblia NO HAY ningún pasaje bíblico en el que Jesús y sus apóstoles amenazaran mencionando cualquiera de esas dos cosas.