martes, 15 de mayo de 2018

EL PROPÓSITO DE LA EXISTENCIA DE ISRAEL COMO NACIÓN

En la eternidad pasada Dios se propuso salvar a los seres humanos por medio de su Hijo Jesús. Ese propósito no fue revelado de una vez, sino de manera paulatina hasta llegar a su cenit con la encarnación, ministerio, muerte y resurrección de su Unigénito Hijo. El llamado a Abram y la elección de Israel fue parte de ese glorioso plan. 

HIJOS DE UN CALDEO PAGANO
El plan divino empieza a dar sus primeros pasos con el llamado de un caldeo idólatra de nombre Abram (Josué 24:2) YHVH hace un pacto con él y le promete que de sus lomos nacerá una gran nación, que él sería padre de multitudes, que le daría una tierra y que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra. Esa nación fue Israel a la cual le dio la tierra de Canaán (Génesis 15:1-21; 17:7,8). 
ISRAEL EL TESTIGO Y EL SACERDOTE DE YHVH
YHVH el único Dios verdadero, reveló a Israel su palabra y sus mandamientos para hacerlo su testigo (Isaías 43:10) con el fin de dar a conocer su grandeza y justicia a las naciones de la antigüedad (Deuteronomio 4: 5-8) y convertir a la nación entera en un reino de sacerdotes (Éxodo 19: 6) huelga mencionar que la labor del sacerdote era la de ser un mediador entre Dios y los seres humanos. 

UBICACIÓN ESTRATÉGICA DE CANAÁN
La decisión divina de dar a los descendientes de Abraham una porción específica de tierra no fue arbitraria ni antojadiza, al contrario, el propósito se enmarcaba en ese deseo divino de darse a conocer a las naciones, de allí que la tierra que les dio se encontraba en un lugar estratégico y central en la antigüedad (Ezequiel 5:5) En pocas palabras, Elohim puso a Israel en el centro para que las naciones fueran a él y de esta manera pudieran conocerlo. 

EL FRACASO DE LA NACIÓN
Si algo aprendemos de toda la historia sagrada, es que Israel fracasó en cumplir con los propósitos divinos ya enunciados y especificados  y en vez de eso se prostituyó yendo en pos de dioses falsos e imitando las costumbres paganas de los pueblos que lo rodeaban, provocando de este modo que las naciones circundantes blasfemaran el nombre divino (Romanos 2:24) YHVH trató de corregir el camino de su pueblo enviándole profetas quienes a través de diferentes imágenes y actos proféticos llamaban a la nación a la conversión; pero en lugar de volverse a Dios, terminaron asesinando cruelmente a los mensajeros o persiguiéndolos y por tal motivo la nación fue castigada con severidad en repetidas ocasiones con destrucción, hambre, derrotas y cautiverio. 

DESOBEDIENCIA E INCREDULIDAD Y EXCLUSIÓN
Como ya se mencionó, Israel incumplió con los grandes propósitos divinos que justificaron su existencia como nación y además asesinó a los profetas que denunciaban sus caminos injustos (Mateo 23:37). Pero por si esto fuera poco, terminó cometiendo el más horrendo y execrable de todos sus pecados: asesinó a Jesús el Hijo de su Dios (1 Tesalonicenses 2:15). Ahora bien, si YHVH le cumplió todo, absolutamente todo a Israel (Josué 21:4) y éste en contraste le falló en todo, nos preguntamos ¿tendría sentido que Dios le siguiera considerando su pueblo escogido? ¿Qué haría Dios ante semejante conducta? ¿Se quedaría como si nada solo porque era Israel o actuaria con una severidad sin parangón? Estas preguntas tienen su justa respuesta en algunas parábolas que Jesús contó y que son conocidas como «Parábolas de la reprobación»: La higuera infructuosa (Lucas 13:6-9) Los labradores malvados (Mateo 21:33-41) La fiesta de bodas (Mateo 22:2-14). Será en la parábola de los labradores malvados (perfecta descripción de la historia y la rebelión de Israel) cuando Jesús preguntará ¿qué hará (el Señor de la viña) a aquellos labradores? (v.40) Los fariseos y los ancianos del pueblo le responden: «A los malos destruirá y arrendará su viña a otros que le paguen el fruto a su tiempo» (v.41) Jesús no censura ni corrige tal respuesta, sino que al contrario la acentúa (vs. 42-44) La historia posterior no solo nos muestra que la ira de Dios vino sobre Israel unos 40 años después de contada esta parábola (Mateo 24:15-22; 1 Tesalonicenses 2:16) sino también que la iglesia es «esa gente» a la cual se le daría la responsabilidad de cumplir con lo que Israel no cumplió ¿significa que Dios desechó completamente a Israel al quitarles el reino? ¡Claro que no! Aún la etnia judía está en los planes de Dios pero solo por medio de Jesucristo, los únicos judíos que se salvarán son los que lleguen a formar parte de la iglesia al creer en Cristo (Romanos 9:27; 11:1-6)


¿QUE DEL ESTADO DE ISRAEL ACTUAL?
El Israel étnico fue desechado por no haber cumplido con los propósitos divinos que dieron origen a su existencia, por haber matado a los profetas y por haber asesinado al Hijo de Dios. Ahora preguntémonos ¿el Israel actual está cumpliendo con los objetivos que YHVH tuvo para con el Israel bíblico y que dieron origen y sentido a su existencia? ¿El Israel actual ya se arrepintió de sus pecados? ¿Ya dejó su incredulidad y creyó en Jesús? La respuesta a estas interrogantes es NO. El Israel actual comete los mismos pecados que cometió el Israel étnico a lo largo de la historia, razón por la cual fue desechado. Esto nos lleva a una pregunta adicional ¿Tendría sentido afirmar que el nacimiento del Estado moderno de Israel es un proyecto divino siendo que en muchos aspectos éste es peor que el Israel que fue desechado en el primer siglo de nuestra era? La respuesta es más que obvia ¡Claro! ¿Por qué restauraría a una nación que está en peor condición que la que fue desechada? Además ¿cómo se podría restaurar una nación judía si sus ciudadanos en su mayoría no pertenecen a la etnia judía sino que son descendientes de jázaros, árabes, emigrantes europeos, americanos y hasta africanos? 

MÁS ALLÁ DE ISRAEL Y LA TIERRA DE PALESTINA
Israel nunca fue, ni es, ni nunca será el centro ni el fin último de los planes de Dios. La nación siempre fue un medio para llegar al fin último de Dios: la bendición y la salvación de todas las naciones por medio de Jesús de Nazareth, auténtico heredero de las promesas hechas a Abraham en el pacto (Génesis 12:3; Gálatas 3:16) y en cuanto a la tierra de Canaán, solo fue una representación fiel de algo más grande y pleno: «La ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:8-10) el padre de la fe lo sabía tan bien (más que los cristianos sionistas) que hasta vivió en esa tierra como si fuera un extranjero. El reino de Dios inaugurado por Jesús trascendió para siempre a Israel y se expandió hacia todas las naciones. 

¿SON LOS JUDÍOS EL PUEBLO ESCOGIDO DE ELOHIM?
La enseñanza unánime de todos el Nuevo Testamento es que solo se puede ser parte del pueblo de Dios creyendo en Jesús, de allí que podamos afirmar:

a) El verdadero judío es el que ha sido transformado internamente por el poder del Evangelio (Romanos 2:28,29) 

b) La pertenencia al Israel de Dios no está determinada por la raza, sino por la fe en Cristo (Romanos 9:6,7)  

c) Moisés anunció con siglos de anticipación que todo israelita que no oyere a Jesús sería desarraigado de la nación (Deuteronomio 18:18, 19; Hechos 3:22, 23) 

d) Todo judío incrédulo es al igual que todo gentil incrédulo un hijo del Diablo (Juan 8:44; Apocalipsis 2:9; 3:9) que necesita nacer de nuevo al igual que aquel célebre maestro de Israel llamado Nicodemo (Juan 3:5)





2 comentarios:

  1. Gloria a Dios por este breve estudio que ilumina sobre la oscuridad la necedad de algunos idólatras de gente que de Dios no tienen nada.

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