RELATOS
DE LA INFANCIA
El
suceso más importante para la iglesia en sus inicios fue el de la resurrección
de Jesús, ya que a causa de ella, sus seguidores comprendieron con gran
claridad que él no era otro profeta, sino el Mesías prometido por las
Escrituras. Debido a eso, los apóstoles se concentraron en presentar a Jesús
como resucitado de entre los muertos, de allí que fue su resurrección y no su
nacimiento, el acontecimiento fundador que dio forma y rumbo a la predicación
apostólica. Sin embargo, las comunidades cristianas del primer siglo no se
quedaron allí, sino que continuaron reflexionando acerca de la identidad de
Jesús y dicha reflexión los llevó a interesarse en Jesús el niño.
DE LA RESURRECCIÓN A LA ETERNIDAD PASADA Una
reconstrucción biográfica de la vida de Jesús basada en los Evangelios, seguiría
más o menos este orden: natividad, bautismo, ministerio, pasión y resurrección.
En cambio, la iglesia en su paulatino proceso de comprensión de la identidad de
Jesús empezó en sentido inverso: resurrección, ministerio, natividad e infancia
y eternidad. Ese proceso inverso de comprensión puede ser comprobado con solo
leer el inicio de cada uno de los cuatro Evangelios. Marcos (70 d.C.) inicia
con el bautismo e inicio del ministerio del Señor; Mateo y Lucas (80 d.C.) retroceden
unas décadas e inician con su natividad e infancia y Juan el último Evangelio
escrito (90 - 95 d.C.) retrocede miles de años hasta la eternidad misma del
Verbo de Dios.
LOS RELATOS MARGINADOS Las
prédicas y reflexiones basadas en el ministerio terrenal de Jesús abundan (sermones,
parábolas, milagros, pasión, resurrección, etc.) pero curiosamente escasean
aquellas basadas en Los Relatos de la Infancia ¿Cuántas predicas hemos dado u
oído acerca de las genealogías de Jesús, del anuncio a los pastores de su
nacimiento, de la adoración de los magos de oriente frente al pesebre, de José,
de María, de Elizabeth, del encuentro entre ambas, de Ana, de Simeón, de la
masacre de los niños de Belén, del Magníficat de María, del Benedictus de
Zacarías? A lo sumo, usamos su texto para demostrar que Jesús no nació en
diciembre ¡Qué desperdicio!
UNA NOTICIA ALEGRE De
sobra sabemos que Jesús no nació en diciembre; a pesar de ello, hay iglesias
que en estas fechas aprovechan para predicar acerca de estos relatos y extraen
de los mismos, las maravillosas verdades de la profunda reflexión cristológica de
nuestros hermanos del primer siglo. La resurrección de nuestro Señor es una
buena noticia digna de alegría, pero no olvidemos que también su natividad lo
es ¿Acaso no saltó de alegría en el vientre de su madre, el más grande de los
nacidos de mujer cuando oyó la voz de la virgen en cinta? ¿Acaso no fue un ángel
quien apareció a unos pastores a las afueras de Belén, el mismo día que nació el
divino niño, para decirles que les llevaba una noticia de gran gozo? Los
Relatos de la Infancia tienen una riqueza teológica que deberíamos explorar.
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