Cuando se estudia la doctrina de «Satanás y los demonios», se citan de rigor dos pasajes bíblicos para mostrar su origen y caída. Esos pasajes son: Isaías 14:12-15 y Ezequiel 28:13-15. Será éste último el que ahora expondré sucintamente con el fin de conocer mejor su contexto.
CONTEXTO
DEL TEXTO El texto pertenece a una sección del libro (capítulos del 25 al 32) que
contiene profecías contra Amón, Edom, Filistea, Egipto y Tiro, que fueron dadas
a Ezequiel en Babilonia del año 587 al 585 a.C. En esos años, el imperio
babilónico estaba en pleno apogeo y acababa de destruir Jerusalén (586 a.C.)
AL
REY DE TIRO La profecía era contra el rey de Tiro (vs. 2, 12) que en ese
entonces era Itobaal III (591-573 a. C.)
LA
ARROGANCIA DE UN COMERCIANTE (vs. 1-5) la ciudad de Tiro, en el actual Líbano, fue
un importante centro comercial y marítimo durante casi toda la historia del
Antiguo Testamento. Isaías la llamó «el centro comercial de las naciones»
(23:3) y Ezequiel «la que trafica con muchos pueblos de las costas» (27:3) Sus
barcos iban por todo el mundo haciendo negocios con distintas mercancías (cap.
37). Ese poder y riquezas, llevaron al rey de Tiro a creerse un dios.
ARREMETIDA
BABILÓNICA (vs. 6-10) A manera de castigo, YHVH envió a Nabucodonosor rey de
Babilonia a sitiar la ciudad de Tiro. El sitio duró 13 años (585-572)
UN
POEMA BURLESCO Del versículo 12 Al 19, nos encontramos con un canto poético de
estilo fúnebre, que era muy común en la antigüedad y que se usaba para lamentar
desgracias acontecidas a naciones, ciudades y personas. Los profetas de Israel (Ezequiel
en esta ocasión) usaron las elegías para referirse de forma burlesca o sarcástica
a naciones o reyes. La endecha contra el rey de Tiro, por su misma naturaleza, tiene un lenguaje alegórico que
nos invita a respetarla, no yendo más allá de su significado y propósito.
TIRO
Y ASIRIA EN EL EDEN La referencia a Edén (v.13) es un argumento para afirmar que
el texto no puede estar hablando del rey de Tiro, sino de Satanás; ya que el
primero nunca estuvo allí, en cambio el segundo, sí (Génesis 3:1.) Pero ¿debemos
entender literalmente la palabra Edén? Creo que no, ya que en Ezequiel, su uso es
simbólico y bastará con leer el capítulo 31 para comprobarlo. Allí, encontramos
un terrible anuncio para el Faraón de aquella época (v. 2.) en el que se le
recuerda toda la grandeza del imperio asirio (v. 3) cuyo dominio de siete
siglos en Oriente, había terminado unos 25 años antes frente a Babilonia. Los
versículos 9, 16 y 18 mencionan a Asiria y al Edén como contemporáneos, algo imposible
si se estuviera refiriendo al Edén de Génesis.
QUERUBÍN
PROTECTOR (v.14) Los querubines son seres angelicales alados. En su primera
mención en la Biblia, se les presenta como guardianes (Génesis 3:24) y sus
figuras aparecen en el Tabernáculo (Éxodo 25:18-20) en el Arca de la Alianza
(Éxodo 26:1-6) y en templo de Salomón (1 Reyes 6:23-28.) A parte de la Biblia, el
arte del antiguo Cercano Oriente, tiene muchos ejemplos de criaturas aladas con
rostros humanos, presentes en los
palacios, templos y salones de trono asirios, colocadas estratégicamente en la
entrada. Es evidente que ser guardianes es una función característica de estos
seres. Que a Itobaal III se le llamara «Querubín protector» no tenía nada fuera
de lo común en la época de Ezequiel, ya que también, en ocasiones los reyes eran
presentados bajo esa figura y se les consideraba guardianes de las propiedades
de las divinidades.
PARA
REFLEXIONAR Que en Ezequiel se hayan dedicado tres capítulos (26-28) para
condenar la conducta de Itobaal III y del reino de Tiro, es significativo. Pero
toda esa crítica profética se diluye hasta la nada, cuando en lugar de explorar
la enorme riqueza contenida en el texto y su contexto, nos inclinamos a una
interpretación que propone un pasado y unas afirmaciones inexistentes acerca de
Satanás.
No
hay nada en el Antiguo Testamento que nos de la pauta para creer que Satanás fue
un querubín protector o el director del coro celestial antes de su caída. Los
judíos nunca entendieron este pasaje como referido a Satán, ni tampoco Jesús o
sus apóstoles. Tal interpretación, se originará en el seno del cristianismo
posteriormente.
Lo que se ha hecho con esta elegía, pone de manifiesto cómo hemos domesticado y eclipsado la radicalidad de los profetas veterotestamentarios, asumiendo como ciertas, interpretaciones fantasiosas que nos disocian de la riqueza literaria, lingüística e histórica de este y otros textos proféticos.
DESAFIO:
Hagamos esfuerzos hermenéuticos reales para interpretar correctamente toda la
palabra inspirada.
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