viernes, 21 de febrero de 2020

¿PRAGMATISMO PAULINO?

TITO, TIMOTEO Y LA CIRCUNCISIÓN En la carta a los Gálatas, Pablo nos cuenta su experiencia personal acerca de lo acontecido en el Concilio de Jerusalén (2:1-10) ¿de qué se trató dicho concilio? Fue un encuentro en Jerusalén entre Pablo, Bernabé y Tito en calidad de miembros de una delegación enviada por la iglesia de Antioquia y las autoridades de la iglesia de Jerusalén: Santiago, Pedro, y Juan con el objetivo de plantear a éstas el Evangelio predicado en Antioquia y así eliminar la oposición de Jerusalén al mismo. Según Pablo, los cristianos jerosolimitanos quisieron obligar a Tito a que se circuncidara más Pablo se opuso radicalmente con el fin de preservar la verdad del Evangelio. Algún tiempo después, Pablo iniciaría en compañía de Silas su segundo viaje misionero. En esa ocasión se encontró con Timoteo y contrario a su proceder con Tito a él si lo circuncidó (Hechos 16:3)

DE ATENAS A CORINTO El libro de los Hechos de los Apóstoles nos relata la llegada de Pablo a Atenas y Corinto durante su misión en Grecia en su segundo viaje misionero (17:16-34; 18:1-11). Lo que llama la atención es como Pablo presenta el Evangelio en ambas ciudades. Por un lado lo vemos en Atenas citando a dos filósofos paganos: Epiménides y Arato en cambio en Corinto decide no saber nada sino solo a Cristo y a este crucificado.  


VIVIENDO DEL EVANGELIO En la primera carta a los corintios encontramos una sección en la que Pablo defiende vehementemente su derecho a ser mantenido y sostenido económicamente por la iglesia de Corinto (9:1-18). Usando el ejemplo de los soldados, agricultores y pastores y citando la ley de Moisés muestra la legitimidad de ese derecho que él tenía como apóstol de Jesucristo y por si esto fuera poco, cita unas palabras del Señor Jesús en las que Él ordenó que los que predicaran el Evangelio que vivieran de él. Pero contrario a lo que muchos pensarían y a pesar del mandato de Jesús en este aspecto, Pablo en Corinto nunca usó de este derecho sino que optó por trabajar todos los días con sus propias manos.

Una mirada superficial a estas actividades de Pablo nos llevaría a pensar en una conducta incongruente de su parte; pero nada más lejos de la realidad. Pablo fue un hombre que supo adaptarse hábilmente a las realidades que él vivía. 
Él sabía que permitir la circuncisión de un gentil como Tito en el contexto del Concilio de Jerusalén supondría una negación del Evangelio de la incircuncisión que él vivía y pregonaba en Antioquia, en cambio sabía que la incircuncisión de Timoteo sería un obstáculo al avance del Evangelio en aquellas comunidades judías que Pablo visitaría acompañado de éste. Pablo sabía que no era lo mismo hablar ante filósofos de la escuela estoica y epicúrea en Atenas que hablar ante la población cosmopolita y vulgar de Corinto y finalmente, será en esta misma ciudad en la que él rehusará adaptarse al modelo de patronazgo y clientelismo tan común en el mundo grecorromano a pesar del mandato expreso del Señor en ese aspecto ya que era consiente que no hacerlo hubiera limitado su libertad de predicar a Cristo al tener las ataduras de un patrón al que dar honor y cuentas.  

Cada una de estas acciones tenía como centro el Evangelio, ya sea para preservar su verdad o para eliminar cualquier obstáculo para su avance. Dos cosas destaco a manera de conclusión: la primera, que es menester que seamos pragmáticos como Pablo ante los retos y obstáculos que se nos presentan y la segunda, que todo lo que hagamos lo hagamos con el fin de impulsar la causa del Evangelio.   

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