ADOCTRINAMIENTO SISTEMÁTICO Y RIQUEZA ESCRITURAL
El adoctrinamiento sistemático es útil ya que nos ayuda a definir y a aprender de forma rápida y sencilla las principales doctrinas que atañen a nuestra fe. De allí, que con relativa facilidad nos familiarizamos por ejemplo con el tema del bautismo en agua, de la Trinidad de Dios, de la justificación por la fe, de la inspiración de las Escrituras y también con todos los versículos claves que dan sustento a cada una de estas doctrinas fundamentales. Pero este adoctrinamiento con frecuencia tiene un gran defecto: que nos pone limites para conocer la totalidad de la Biblia en toda su riqueza literaria, histórica, lingüística y teológica; de manera tal que los versículos que aprendimos y memorizamos quedan prisioneros del significado que nos dijeron que tenían.
Enseñar de manera sistemática la doctrina es importantísimo y de ninguna manera se deberá descuidar esta inaplazable e indispensable tarea. Pero eso sí, cada uno de nosotros (sobre todo los que enseñamos) deberá estudiar cada doctrina de manera más amplia, liberando al texto sagrado de nuestros presupuestos teológicos y dejando que cada versículo, cada capítulo y cada libro de la Biblia digan lo que su autor inspirado quiso que dijeran.
La enseñanza de la doctrina puede ser más atractiva, si dejamos atrás aquellas exposiciones sosas e insípidas que no son más que una repetición palabra por palabra, coma tras coma de lo que nuestros manuales de doctrina o confesiones de fe dicen.
¡IMPORTANTISIMO!
Recordemos que cada escritor de la Biblia tuvo su propia teología, su propio contexto histórico y sus propios destinatarios, y por ende su propia manera de interpretar la historia y de tratar temas específicos.
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