LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ JÓVENES
(ENTRE LA INMINENCIA Y LA TARDANZA DE LA PAROUSIA*)
En los primeros años del cristianismo, existía la firme convicción que Jesús regresaría muy pronto. Es probable que debido a esa certeza, los primeros cristianos no se preocuparon mucho por escribir acerca de la vida y la obra de Jesús de Nazareth (El primer Evangelio escrito fue el de Marcos unos 40 años después de la muerte y resurrección del Señor) aún Pablo escribiendo a los tesalonicenses afirma con seguridad que estaría vivo cuando Jesús volviera (1 de Tesalonicenses 4:15,17).
Y así los días se hicieron semanas, las semanas meses, los meses años, los años lustros y los lustros décadas, y Jesús no venía. Fue entonces cuando los cristianos empezaron a impacientarse y a desanimarse. Una prueba de ello, son las constantes llamadas a los discípulos de la época (tanto en las cartas paulinas como en las universales) a no desalentarse sino a seguir esperando con expectación y paciencia el retorno del Señor.
La parábola de las diez jóvenes nos muestra la tensión que existía (y aún existe) entre la inminencia y la tardanza de la venida de Cristo. Los lectores originales de dicha parábola eran cristianos de la segunda generación que se encontraban frustrados porque Jesús no regresaba. Por tal motivo el autor anónimo del Evangelio conocido como “según Mateo” la incluye en su obra con el fin de animar a los cristianos a que no dejen de esperar al Esposo.
Al leer la parábola notamos siete similitudes entre las jóvenes sensatas y las insensatas:
a) esperaban al esposo.
b) tomaron sus lámparas.
c) se dispusieron a esperar al esposo.
d) cabecearon ante la tardanza y
e) se durmieron.
f) todas se despertaron ante el anuncio de la llegada del esposo.
g) todas prepararon sus lámparas.
¿Cuál fue entonces la diferencia entre las sensatas y las insensatas? La única diferencia es que cinco de ellas compraron aceite adicional, en tanto que las cinco restantes no ¿Qué significa eso? Bueno, que las que son llamadas sensatas se abrieron a la posibilidad que el Esposo podía tardarse más de la cuenta, mientras que las otras creían que llegaría tan pronto que consideraron innecesario abastecerse de más aceite ¿Lo notaron? El quid del asunto es que las sensatas lo son porque se prepararon para una larga espera, en tanto que las otras no se prepararon para dicha demora.
El mensaje fue claro para los lectores originales del Evangelio de Mateo en cuyas páginas se encuentra la parábola en cuestión (25:1-12) ¡Sigan esperando su venida como si llegara a ocurrir hoy, pero a la vez estén preparados para seguir esperando!
Creo que esta tensión aún continúa en la iglesia de hoy. Hermanos sigamos esperando a Cristo como si hoy sería el día del toque de la final trompeta, pero a la vez abrámonos a la posibilidad que él demorará mucho más para volver, y mientras continuamos esperando vivamos vidas normales estudiando, trabajando y superándonos ¡Nunca pongamos de pretexto la inminencia de la venida de Cristo para no superarnos y para mantenernos en la mediocridad!
Esperémoslo como si fuera a venir hoy pero también abrámonos a la posibilidad que quizá no regrese mientras estemos vivos ¿Seremos como las jóvenes sensatas o como las insensatas?
¡Qué mejor manera de terminar dicha parábola que esta exhortación de Jesús!
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir (Mateo 25:13)
* Palabra griega que se traduce "venida"
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