sábado, 5 de noviembre de 2016

DEL MIEDO A LA ALEGRIA

Se cuenta que en cierta ocasión el gran comediante Groucho Marx (1890-1977) se encontró en el vestíbulo de un hotel con un sacerdote, quien al reconocerlo lo saludó efusivamente diciendo: “Gracias Groucho, por aportar tanta risa y felicidad a la gente”. Groucho le respondió: “gracias a ustedes los sacerdotes, que nos lo hacen fácil, quitándole la alegría y metiéndoles miedos en los sermones; nosotros sólo tratamos de devolvérselas”   

Groucho Marx


¿Será verdad que los cristianos presentan a Dios en términos terroríficos? ¿Será que a los cristianos les gustan más los sermones de condenación y de juicio? Pienso que sí

El miedo es un magnifico aliado de los padres que quieren disuadir a sus hijos pequeños de hacer aquello que ellos no aprueban, es imprescindible para el político en campaña que desea vencer electoralmente a su contrincante ideológico y es un amigo inseparable del predicador que desea provocar a través de sus sermones una respuesta inmediata de parte de los que le escuchan. 

Construir el edificio de la fe sobre la base del miedo es contraproducente, ya que no solo crea en la mente de las personas una imagen distorsionada del Padre, sino que también hace que las personas busquen a Dios más por miedo al castigo que por una conciencia clara que han ofendido a Dios. Un fundamento así no resistirá mucho tiempo. 

Es cierto que la Biblia contiene advertencias y amenazas, pero igual de cierto es que éstas NUNCA fueron el enfoque principal en las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles. 

Presentemos el mensaje de tal manera que el pecador lo acoja con el mismo gozo de aquel hombre que encontró un tesoro escondido en un campo y con la misma alegría de aquel mercader que encontró una perla preciosa (Mateo 13: 44-46.)  
Después de todo ¿No significa Evangelio buenas noticias? ¿Por qué entonces nos empecinamos en presentarlo dando malas noticias? 

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