TESTIMONIOS INFERNALES
(Breves acerca de Lucas 16: 19-31)
En la parábola del rico y Lázaro, encontramos un diálogo entre Abraham y el hombre rico quien a la sazón estaba atormentado en el Hades. El rico le pide a Abraham que envíe a Lázaro a dar testimonio a sus cinco hermanos impíos con el fin que enmienden sus pasos y de esa manera eviten los tormentos del Hades. La respuesta del patriarca fue: a Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Después añade: si no oyen a Moisés y los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos.
Al leer la respuesta de Abraham quedan claras dos cosas: la suficiencia de la palabra de Dios y la necedad humana. Siendo así ¿Deberíamos creer en todos esos "testimonios" de gente que dice que fue llevada al infierno? ¿Acaso ya no es suficiente la palabra como para que Dios eche mano del terror para que sus criaturas se vuelvan a él? ¿Será que Dios se convirtió en un ser ingenuo que cree que mediante la técnica del miedo provocará verdaderas conversiones? ¿Deberemos creer a esos "testimonios" fantasiosos que afirman haber visto a demonios bailando el Moonwalk de Michael Jackson? ¿Son esas supuestas revelaciones una acción divina siendo que las mismas contradicen verdades bíblicas incluso? Si esas supuestas experiencias son reales, entonces es obvio que Dios ha reconocido que su palabra ya no es suficiente para convertir y ahora confía en que un poco de miedo hará que el ser humano entre en razón.
¡Maduremos ya! Y dejemos de ver y oír tanta tontería que aunque convincente, carece de fundamento bíblico.
Dos cosas son ciertas: Primero, tenemos la palabra escrita y ésta no necesita nada más y segundo, la terquedad humana es tal que no creerán aunque alguno se levante de entre los muertos. No nos queda más que continuar anunciando la buena noticia a tiempo y fuera de tiempo.
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