FIDELIDAD A ULTRANZA
«Jura, y te soltaré; insulta a Cristo», dijo el procónsul al venerable anciano, pero éste respondió «Durante ochenta y seis años he sido su siervo, y no me ha hecho mal alguno ¿Cómo puedo ahora blasfemar de mi Rey que me ha salvado?»
Estas fueron las palabras de Policarpo (69 d.C. – 155 d.C.) discípulo de los apóstoles¹ y en ese momento obispo en la ciudad de Esmirna, minutos antes de ser martirizado en medio de un estadio repleto de personas que pedían eufóricamente que el noble anciano fuera quemado vivo ¿Su crimen? Ser fiel a Cristo, no reconocer a Cesar como Señor y no ofrecerle incienso
Martirio de Policarpo |
El relato del martirio de Policarpo se relata en una carta que fue escrita probablemente poco después del martirio, que tuvo lugar en el año 155 o 156, y que la iglesia de Esmirna envió a una comunidad de creyentes en Filomelio.² Eran días muy difíciles y peligrosos ya que el cristianismo se encontraba en franca oposición al culto al emperador romano.
Profesar la fe hoy día no supone perder la vida. Al contrario, parece estar de moda y hasta conlleva ciertas ventajas en el ámbito de lo laboral y social. Son justamente todas estas ventajas, así como la ausencia de persecuciones a la fe, las que nos ha llevado a perder la conciencia de las implicaciones bíblicas de ser un verdadero seguidor de Jesús. Muchos de los que hoy dicen ser cristianos, viven la fe sin un verdadero compromiso con Dios, su permanencia en el Camino es inconstante y depende en gran medida de su estado de ánimo y de las circunstancias que les rodean. Su seguridad, su salud y su solvencia económica es todo lo que les interesa, pero ¿Cuándo entenderemos que seguir a Cristo debe implicar necesariamente nuestra fiel permanencia en la fe hasta las últimas consecuencias?
Habrá oraciones que Él no responderá, peligros de los cuales no nos librará o enfermedades que no sanará, pero eso no nos deberá detener en nuestra marcha. Esforcémonos por ser fieles hasta el fin.
Los ochenta y seis años ininterrumpidos de servicio del obispo mártir, son un ejemplo de perseverancia para nosotros. Su negativa a renegar de Cristo nos desafía a oponernos con valentía a todo lo que se opone a Cristo y a su cruz.
Según el relato, cuando Policarpo entró en el estadio oyó la voz del cielo que le dijo: «Mantente firme, Policarpo, y sé valiente.» y aunque no lo dice en ninguna parte casi me atrevería a afirmar que el obispo esmirneano en los momentos previos a su muerte, recordó estas palabras del Resucitado a la iglesia en Esmirna unos 60 años antes: Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida (Apocalipsis 2:10)
¡SEAMOS FIELES HASTA EL FINAL!
¹ En el libro IV, capitulo 14 de su «Historia Eclesiástica» Eusebio de Cesarea (263 - 340 d.C) cita un fragmento del tercer libro de la obra «Adversus haereses» de Ireneo de Lyon (? 202 d.C.) que dice: «Y Policarpo, no solo fue discípulo de los apóstoles y vivió junto con muchos que habían visto al Señor, sino que incluso fue establecido por los apóstoles como obispo en Asia, en la iglesia de Esmirna.
¹ En el libro IV, capitulo 14 de su «Historia Eclesiástica» Eusebio de Cesarea (263 - 340 d.C) cita un fragmento del tercer libro de la obra «Adversus haereses» de Ireneo de Lyon (? 202 d.C.) que dice: «Y Policarpo, no solo fue discípulo de los apóstoles y vivió junto con muchos que habían visto al Señor, sino que incluso fue establecido por los apóstoles como obispo en Asia, en la iglesia de Esmirna.
² «Historia Eclesiástica» libro IV, capitulo 15 de Eusebio de Cesarea, «Los Padres Apostólicos» página 235 J.B. Lightfoot.
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