sábado, 5 de noviembre de 2016

LOS MILAGROS DE JESÚS 
(El reino de Dios hecho presente)

Ya en un artículo anterior titulado “El reino de Dios” mencioné que Jesús nunca definió de manera concreta en qué consistía exactamente el reino de Dios, eso no significa que el Maestro nos dejó en la ignorancia acerca de tan importante tema, ya que si bien no lo definió con una frase, no obstante lo ilustró a través de sus parábolas y lo hizo presente a través de sus milagros, pero ¿de qué manera el reino era hecho presente a través de sus milagros? Para responder esta pregunta pondré de ejemplo a las personas que tenían la enfermedad que la Biblia llama Lepra.



UNA VIDA LAMENTABLE
En la época de Jesús los leprosos eran personas que vivían en una situación de exclusión y marginalidad total en los ámbitos social, religioso, laboral y económico tal como lo explico a continuación:  

a) SOCIAL El leproso no podía tener contacto con gente sana aun así fueran sus familiares. Una vez el sacerdote determinaba su enfermedad debía inmediatamente aislarse del resto de personas y debía anunciar su enfermedad diciendo en voz alta ¡Inmundo, inmundo! (Levítico 13:45) 

b) RELIGIOSO tampoco podía participar de las actividades religiosas en el templo o en la sinagoga de su localidad.

c) LABORAL Nadie contrataría a una persona con una enfermedad infecciosa de la piel

d) ECONÓMICO Al ser excluido de lo laboral es obvio que no tenía los recursos económicos suficientes y necesarios para vivir dignamente y proveer para los suyos 

LO QUE PRODUCIAN LOS MILAGROS
Los milagros que Jesús realizaba iban más allá de solamente sanar físicamente a las personas, sus sanidades procuraban la restauración y la sanidad total de las personas beneficiadas. Cuando Jesús sanaba a un leproso le pedía que fuera ante el sacerdote (Marcos 1:42-44; Lucas 17: 12-14) según estaba estipulado en la ley de Moisés (Levítico 14) el objetivo de dicha acción era que el sacerdote declarara limpio al que había estado enfermo (impuro según la ley) esta declaratoria sacerdotal implicaba la reinserción de dicha persona en la sociedad. Ahora estando ya sano y libre de las garras de la muerte podía tener vida social al lado de su familia y el resto de las personas, podía también participar de la vida religiosa y espiritual de Israel en el templo y en su sinagoga, en esta nueva condición de vida ya podía aspirar a tener un empleo que le permitiera ganarse la vida decentemente y de esta manera suplir sus necesidades como la de los suyos. En pocas palabras la vida de la persona sanada era total e integralmente restaurada ¡Eso hace el reino de Dios! 

Contrario a lo que se piensa, Jesús no hacía milagros para mostrar su poder o divinidad, antes bien su objetivo al realizarlos era mostrar cómo Dios a través de su reino desea mejorar las condiciones de vida de sus criaturas en el aquí y en el ahora. 

EN RESUMEN donde quiera que los seres humanos sean tratados con dignidad, con justicia y equidad allí está presente el reino de Dios. Cuando las personas tienen acceso a la salud, cuando se lucha contra todo proyecto de muerte, cuando se batalla en contra de toda forma de exclusión o discriminación existente en nuestra sociedad así como en nuestras comunidades de fe, entonces el reino de Dios está haciéndose presente ¡No olvidemos! Que nuestra lucha tiene que tener como centro y horizonte a Jesús de Nazareth y a sus enseñanzas. 

PARA REFLEXIONAR ¿Qué proyectos de muerte identificamos en nuestro país? ¿Qué tipos de exclusión y marginación identificamos en nuestras iglesias en contra de los pobres, ancianos, jóvenes, niños y mujeres? ¿Qué injusticias se practican en nuestra sociedad? ¿Qué injusticias practicamos nosotros en los diferentes ámbitos en los que nos movemos? ¿Qué podemos hacer desde las capacidades que Dios nos ha dado para edificar su reino desde la intimidad de nuestras casas y hacia afuera? 




1 comentario:

  1. Dios le bendiga mi estimado pastor Acevedo. Es un verdadero deleite leer sus escritos en este blog. Lo sigo desde el instante en que lo dio a conocer en su facebook. Le agradezco el tiempo y esfuerzo que invierte en enseñarnos. Que el Señor le bendiga en grande manera.
    Postdata: Si no es mucho pedir, no sé si puede cambiar el tipo de letra de sus escritos y colocarle un tipo de letra más grande y sin cursiva para que sea aún más entretenida y llamativa la lectura.

    Un abrazo.

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