¿CAMBIO EL MENSAJE EL PROFETA EZEQUIEL?
DE LOS LAMENTOS, LOS GEMIDOS Y LAS
AMENAZAS AL CONSUELO
Con cierta frecuencia sabemos de creyentes
inconformes que al oír predicas con cuyo contenido no están familiarizados
tienden a decir “Han cambiado el mensaje”, “el modernismo ha llegado a nuestros
púlpitos” o hasta quizá “Ya no se predica el puro Evangelio”. En muchas
ocasiones las personas tienen razón en sus señalamientos, pero debemos
reconocer que habrá otras ocasiones en que esas acusaciones son injustificadas,
ya que son más una percepción personal del cristiano que las emite. Nuestra
prédica como iglesia deberá estar basada en la totalidad del texto de la
Biblia, en él encontramos la voluntad de Dios para todas las áreas de la vida
humana tanto en el ámbito espiritual, económico o social. Nuestra realidad es
cambiante, eso significa que de la totalidad del texto bíblico debemos buscar
aquellas verdades que son pertinentes y oportunas para nuestra generación, para nuestros pueblos y ciudades. Esto implicará que algunas veces se enfatizarán más algunos temas
bíblicos en detrimento de otros que son de nuestra predilección.
Ezequiel el sacerdote y profeta en Babilonia es un ejemplo de lo
que acabo de mencionar.
Ezequiel fue un sacerdote que fue
deportado de Judá a Babilonia cuando tenía unos 25 años de edad (año 597 a. C.)
unos cinco años después, y en calidad de cautivo, Ezequiel es llamado por el
Señor para convertirse en su vocero entre los judíos que al igual que él habían
sido deportados (Ezequiel 1:1 - 3:15.) Estos israelitas exiliados no solo tenían la esperanza de regresar pronto a su tierra, sino también que sus
hermanos que aún vivían en Judá resistieran el asedio de las tropas del rey
Nabucodonosor y las derrotaran. Si eso ocurría, los deportados podrían regresar
a la amada tierra de la cual habían sido arrancados. En apariencia las cosas no
se veían del todo mal, ya que Jerusalén seguía resistiendo, el Templo en el
cual vivía YHVH su Dios aún estaba en pie, y los muros de la gran ciudad
permanecían incólumes ante los invasores.
La deportación a Babilonia fue un castigo
divino a causa de la continua desobediencia de Israel. La estadía de la nación
hebrea en esas lejanas tierras sería de 70 años como lo había profetizado
Jeremías (Jeremías 25:11,12.) En pocas palabras, las esperanzas judías de un
retorno a corto plazo eran vanas. Por tal motivo cuando Dios llama a Ezequiel,
le da un rollo escrito en la parte frontal y trasera, que contenía solo malas
noticias para los cautivos (lamentos, gemidos y amenazas) (Ezequiel 2:9) A
partir de ese momento, el ahora profeta se dedicará tesoneramente a dar malas noticias y a amenazar a sus compañeros de cautividad con el fin eliminar
sus falsas esperanzas.
Unos once años después (año 586 a.C.)
ocurrió algo que cambió radicalmente el enfoque de los anuncios del profeta.
Jerusalén finalmente sucumbió ante el poderío babilónico (Ezequiel 33:21) el Templo fue arrasado completamente, los muros de la ciudad fueron derribados y
sus puertas incendiadas ¿Y ahora donde quedaban la fe y las esperanzas de los
judíos cautivos? ¡Se derrumbaron! ¿Debía Ezequiel seguir anunciando lo que
hasta ese momento había anunciado? Seguramente ya no.
La caída de Jerusalén fue el punto de
inflexión en el ministerio de Ezequiel, ya que partiendo de dicho suceso el
enfoque de las palabras del profeta dejo de ser endechas, lamentaciones y ayes
para convertirse en un mensaje de esperanza ¿Cambio el mensaje Ezequiel? La
respuesta es Sí ¿No fue eso un abandonó del mensaje originalmente dado al profeta?
¡Pues NO! Ya que ahora la situación de la nación, así como el estado de sus
corazones era diferente. Y por tal motivo el mensaje dado por el profeta hasta
ese momento ya no era el pertinente ni el adecuado. Seguir insistiendo con los
lamentos, gemidos y amenazas ya no tenía sentido; ahora la nación estaba justo
donde Dios la quería y por tal razón Ezequiel ahora empieza a consolar y a
animar a ese pueblo herido y derrotado. El enfoque del mensaje cambió porque
ahora la situación era muy distinta a la vivida por el pueblo cuando Ezequiel
recibió el rollo lleno que contenía malas nuevas.
El mensaje de la iglesia debe estar basado
enteramente en la Biblia la palabra de Dios. Nuestro mensaje no debe estar
determinado por lo que la gente quiere escuchar, ni tampoco por el recuerdo
idealizado de épocas pasadas. Para cumplir nuestro rol profético como iglesia
es imperativo que no solo conozcamos e interpretemos bien la Palabra de verdad,
sino que también conozcamos e interpretemos correctamente la realidad que vive
nuestra nación. Esa clase de conocimiento nos llevará a extraer de la basta riqueza
de la Escritura, temas y enfoques que no serán del agrado de la iglesia misma.
Pero eso no deberá importarnos ya que nuestro compromiso es con el que nos
llamó.
El mensaje de la cruz, del
arrepentimiento, de la fe en Cristo para ser salvos NUNCA deberá estar ausente
de nuestros púlpitos, pero debemos saber que Dios tiene también mucho más que
decir a nuestro generación. Hablar acerca del reino de Dios (aquí y ahora), de
la justicia, de la solidaridad, de la paz, del cuido de la creación, etc. es
indispensable hoy día.
Del ministerio de Ezequiel aprendemos que
la realidad cambiante que viven las personas a las cuales predicamos requiere
de un mensaje que se ajuste a esa nueva realidad. No hablo de diluir o
adulterar la Palabra, sino de hacerla actual, pertinente y oportuna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario