viernes, 28 de octubre de 2016

LA MEDIDA QUE SE USARA EN EL JUICIO
 (MATEO 25: 31-46)

Todos en más de una ocasión nos hemos imaginado el día en que estemos frente a Dios para dar cuenta de lo que hicimos estando en el cuerpo. Dependiendo de nuestras creencias y convicciones religiosas imaginamos de antemano quienes serán salvos y quienes serán condenados. Los enfoques insistentes de los sermones que hemos oído en nuestras iglesias nos dan una idea de la medida que Dios usará para juzgar a todos los que comparecerán delante del Juez. En este punto conviene hacernos la pregunta ¿Y si solo fuéramos juzgados sobre la base de lo que hicimos o dejamos de hacer para con nuestro prójimo?  
La parábola del juicio de las naciones es una hermosa ilustración que nos presenta lo que realmente es importante para Dios, así como también como el Rey del universo se identifica con el ser humano pobre, vulnerable y necesitado, algunas de las características del juicio final según esta parábola son:

1) Todos comparecerán ante Dios sin distinción de credo, raza, religión o condición económica.

2) Las ovejas que heredarán el reino eterno, son aquellas personas que fueron solidarias con el prójimo.

3) Las cabras que serán lanzadas al fuego eterno, son aquellas personas que no fueron solidarias con el prójimo. 

4) Aunque el Hijo del Hombre está sentado como rey en su trono de gloria, no obstante se identifica con el hambriento, el sediento, el forastero, el enfermo y el privado de libertad al punto de llamarles mis hermanos. 




Este texto nos presenta un aspecto del juicio final que ignoramos y que a la vez cuestiona nuestros enfoques y creencias acerca de quién es una oveja y quien no lo es. Hablar acerca de estar del lado del vulnerable, del desposeído, del pobre, del que es víctima de la injusticia no es algo que agrade a la mayoría de evangélicos. Para muchos de ellos eso suena a política, a socialismo o comunismo. El evangélico promedio prefiere sermones con enfoques escatológicos fantasiosos y apocaliptistas, que hablen de una santidad de corte farisaico o que le hablen de sanidad, bienestar y prosperidad económica. 

No puedo evitar pensar al leer este texto bíblico, que nuestra definición de quien es una oveja y quien no lo es, es muy diferente a la que tiene Jesús quien es el Rey que juzga desde su trono.

No nos olvidemos de los necesitados, de los que tienen hambre y sed, de los que están presos, y los que están enfermos. Hagamos lo que esté a nuestro alcance para ayudarles, y cuando lo hagamos no pensemos en la recompensa, sino hagámoslo por amor, hagámoslo viendo en ellos al mismo Jesús de Nazareth   



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