jueves, 27 de octubre de 2016

LA CAIDA DE SATANAS Y SUS ANGELES
LEYENDAS JUDIAS INTERTESTAMENTARIAS

Los judíos de la época anterior al cristianismo, no veían en el Antiguo Testamento ningún pasaje que hablara acerca del origen y caída de Satán y sus ángeles; en su afán por encontrar respuestas hallaron en dos pasajes del libro del Génesis, la base escritural para crear dos relatos que pretendían explicar en qué consistió el pecado que los llevó a caer de la gracia divina. A continuación presentaré de manera sucinta ambos relatos, su trasfondo escritural y el nombre del libro del cual proceden. 




EL PECADO SEXUAL El primer relato se basa en Génesis 6: 1-4, que cuenta cómo los hijos de Dios se enamoraron de las hijas de los hombres y escogieron entre ellas las que quisieron, además se menciona a gigantes que habitaron en la tierra en los días previos al diluvio. Este pasaje un tanto controversial, sirvió de base para crear un relato mucho más amplio y que quedó por escrito en un libro apócrifo conocido como 1 DE ENOC¹ y que fue escrito más o menos entre el siglo III y II antes de Cristo. Del capítulo 6 al 11 del libro en cuestión, encontramos que al principio de la humanidad unos 200 ángeles se sintieron atraídos por la belleza de las mujeres de la tierra. Entonces guiados por Semyasa, su jefe supremo, decidieron bajar y casarse con ellas. De esas uniones nacieron 3000 gigantes de enormes dimensiones. Con el tiempo esos gigantes empezaron a devorar a los seres humanos, quienes en su desesperación invocan a Dios y Él envió a sus ángeles Uriel, Rafael y Miguel para que Semyasa y sus ángeles rebeldes fueran apresados y encerrados en una oscura prisión bajo tierra en la cual permanecerían hasta el día en que serían juzgados. Esta fue probablemente la primera explicación que los judíos dieron al dilema acerca de la caída de los ángeles, según esta leyenda la razón fue: El pecado sexual.

SOBERBIA Y ORGULLO Unos 100 años después, apareció una segunda versión y que tuvo como trasfondo el relato de la caída de Adán y Eva en el huerto del Edén. Esta leyenda judía relata los momentos de tristeza y arrepentimiento de la primera pareja después de haber sido expulsados del huerto debido a su desobediencia. En este relato se presenta a Satanás hablando con Adán y Eva y admitiendo que si no los dejaba en paz era porque sentía envidia de ellos como humanos, ya que mientras Adán disfrutaba de la bendición del altísimo, Satán caía en desgracia. Miguel había ordenado que todos los ángeles adoraran la imagen de Dios que estaba en Adán, pero Satanás se opuso ya que pensaba que él merecía esa adoración por cuanto había sido creado primero que Adán, y además estaba en un nivel superior a él. Miguel le advierte a Satán que si no adora la imagen de Dios que estaba en Adán, entonces la ira divina caería sobre él. A pesar de semejante advertencia Satán lleno de soberbia se niega a doblegarse y a adorar la imagen de Dios en el hombre. Como resultado de su orgullo es expulsado de la presencia de Dios. Está llamativa leyenda es la segunda versión acerca de la caída y del pecado de Satanás. Este relato se encuentra en un libro apócrifo llamado VIDA DE ADAN Y EVA² y muestra que el pecado no fue el sexual, sino la soberbia y el orgullo.

Debo aclarar que de ninguna manera afirmo que los libros antes citados gocen de la inspiración del Espíritu Santo, mi único objetivo es ampliar el horizonte y la comprensión de cada uno de ustedes acerca de este tema del que la Biblia no nos habla. Pero aunque la Biblia no nos detalle nada acerca del origen y caída de Satanás y sus demonios, no obstante debemos saber que son seres reales que se oponen a Dios y a todos los que desean guardar sus mandamientos. No temamos, mayor es el que está con nosotros. 

¹(Pueden descargarlo en PDF en este sitio http://lavozeneldesierto.com/wp-content/uploads/2008/11/el-libro-de-enoc.pdf El autor de la epístola de Judas citó del libro apócrifo de Enoc este pasaje: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con decenas de millares de sus santos...” (Judas 1:14) 



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